Una vez más, el jugador de Argentino se hizo cargo de resolver un juego decisivo. La final coronó al Cuevero, antes Chocho había saltado a cancha para devorarse el partido. En los últimos 5 no jugó, por las 2 faltas técnicas que le habían cobrado. El juego no fue el mimo.
Por Eduardo La Negra Bigotti
Se puede tener pasión por un deporte y se debe jugar con pasión un deporte. Se puede tener un nombre propio que identifique ese deporte y se puede ver como un hombre se hace propio a ese deporte. O se puede tener en un equipo a Diego Cordera. La leyenda viva del básquet de la Venadense no quiere correrse porque están jugando. Necesita adrenalina, momentos chivos, publico rival que lo imagine lesionado saliendo, hinchas que le dejan usar el sueldo recién cobrado porque se lo devuelve con historias.
No tiene molde, no se hizo en la Liga Nacional, se hizo acá entre nosotros y asumiendo riesgos. Algo viene dejando en claro cuando las fases regulares se avecinan: Se vienen los esperados recitales. Eso es lo que produce cuando aparece. Es un rocker que el público espera, el actor principal de una película de bajo presupuesto que algún día comprará algún productor novato de Hollywood
Una vez más -y van....montones- Chocho sacó a relucir el estilo de Jefe que ha sabido construir. Otra noche más y en una final. Lo hizo generando un movimiento en cadena que nadie pudo parar. Agazapado en el banco, hasta el partido le pidió que se viniera. Necesitado de roce, con la mirada puesta en la victoria gestó otro juego a partir de su ingreso. Todo fue diferente, el rival, los compañeros, los árbitros, su entrenador, sus fieles, Cleto que esperaba sus señales para entrar a secar.
Jugó en todos los campos, el táctico, el estratégico y el emocional. En su mirada está todo, al tipo no se le escapa nada. Siempre sabe por donde es, inclusive anoche no fue por los conmovedores triples, fue desde la línea porque eligió hacerse el pibe yendo para adentro y sacando faltas. No le alcanzó con eso, se hizo el pendejo defendiendo y robando. Un manual de como poner el partido en otro lugar. Una impacto visual que siempre tiene antecedentes anteriores y en ese mismo templo que el reinauguró con el himno anonimo vivado en cada misa RiCordera “Con los triples de Cordera no van a poder dormir”. Pobre los rivales de turno, siempre saben que el lo va a hacer...y lo vuelve a hacer. Hasta los entrenadores que vienen a ver finales se ríen, después de haberlo sufrido series anteriores.
Cada vez que Argentino disputa finales, Cordera es el amo del juego en la Venadense. Encendido es un problema para todos. Enfrentarlo es un malestar. Verlo como neutral un deleite. Es un problema hasta para los propios, porque si no se la pasan sienten culpa y si se la dan demasiado, sienten que se están ganando el sueldo de onda. Quisiera ser entrenador suyo. ¿Cómo sacarlo si está cansado? ¿Cómo definir el momento de ponerlo? Si es siempre. Como no recurrir a sus servicios si siempre son de calidad y a buen precio en tiempos de aumentos.
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