Argentino volverá a jugar una final de la Liga Deportiva del Sur. Esta vez será diferente, ya no están los títulos que no se conseguían por más de 30 años. En el inicio de la competencia no figuraba entre los candidatos a llegar al úlcimo escalón. El gran mérito se lo lleva su entrenador Pablo Mecozzi, un trabajador silencioso lleno de fe.
Por Eduardo La Negra Bigotti
El fútbol no tiene formulas perfectas para
el Argentino de Pablo Mecozzi, se constituye y se construye con FE, por lo menos así lo definió él mismo y dejó
de ser una profecía a esta altura de la campaña. Se sostiene en el trabajo de
taller que propone un mix de personalidad, resiliencia, voluntad y espíritu libertario. Casi de película de Hollywood
son las instancias decisivas adversas, con guiones puestos a consideración de sus
hinchas. En las últimas entregas el primer
capítulo siempre ofrece un panorama
oscuro, después -contradiciendo a una máxima del cine que dice que segundas
partes nunca fueron buenas- el humo de una cruzada parece apropiarse de la
situación para que en la batalla los
guerreros cierren el episodio y pongan en alto su bandera. Y ahí, todo vuelve a
empezar .
A contramano –por suerte- de la histeria mediática del profesionalismo y de sus pone micrófonos que todo lo enredan- , este equipo trabaja en silencio “escondido” en La Villa, sin ruido, sin flashes, con la impronta que impuso un su líder. Los problemas siempre parecen estar, las soluciones a mano del estratega también. Nunca parece estar en el lugar de los tibios.
En el horizonte un último peldaño, un nombre clave: Los Andes. Seguramente Pablo estará hablando de escalar, resistir, no caerse, levantar al compañero. Un San Martín del sur santafesino con ropaje a lo Bielsa que estimula a sus granaderos para que nada parezca imposible y para que el tiempo juegue a su favor.
El destino ya tiene el resultado y no aparece en ningún boca de urna, poco le importa al General a esta altura. Podría estar ensayando algún “a la carga mis valientes” señalando el camino a su lugar en el mundo, Alcorta. Tan solo dos paradas tiene el último viaje, una con sabor único que es el de la gloria, la otra más amarga se dice despacio y con pocas palabras. Por las calles, propios y extraños dicen que nadie podrá reprocharle nada a este liberador cargado optimismo.
Sin palabras,demasiado elogio,muchas gracias por las palabras y muchas gracias al pueblo Cubero!!
ResponderEliminarPerdón ,cuevero quise decir
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